
En esta ocasión, nos toca
hablar de los españoles alistados en el Ejército Soviético. Este es el cuarto
artículo que publico sobre la participación de los españoles en la Segunda
Guerra Mundial en el Frente del Este, destacando en las entradas anteriores a
los soldados encuadrados en el Ejército Alemán.
He pasado mucho tiempo leyendo,
repasando, escuchando testimonios y buscando información de forma exhaustiva
esperando que los datos expuestos sean muy rigurosos. Animo al lector a que
envíe cualquier información relevante que por olvido o desconocimiento no se
vea reflejado en estos artículos. Debo reconocer que mientras escribo, voy
recordando mi participación en el XII Festival Internacional de la Juventud que
se celebró en Moscú en 1985, formando parte de la Delegación Española, donde
pude visitar lugares emblemáticos de la Defensa de Moscú durante la Segunda
Guerra Mundial. Asimismo, disfrutar de dos días de trabajo intenso con los
miembros del Centro Español de Moscú, formado mayoritariamente por los llamados
“niños y niñas de la guerra”. Algunos de ellos, los mayores, participaron
activamente en la Defensa de Moscú, Leningrado y Stalingrado.
La Brigada Independiente
de Fusileros Motorizados de Destino Especial (Otdelnaya Moto-Strekovaya Brigada
Osobo Naznacheniya u OMSBON), fue creada por la policía política soviética del
NKVD, para llevar la lucha más allá del frente alemán, es decir, en la
retaguardia. En él se constituyó el Batallón Multinacional con la finalidad de
encuadrar extranjeros de ideología bolchevique para enfrentarse al Eje. La 4ª
Compañía de dicho batallón sería la que estaría formada en su mayor parte por
voluntarios republicanos españoles.
En el verano de 1941, la
4ª Compañía Española del OMSBN se forma en Moscú liderado por el capitán
Pelegrín Pérez Galarza, nacido en Buñol, Valencia, integrado por 125
voluntarios, entre los que 119 eran hombres y 6 mujeres.
El OMSBN estaba al mando
del coronel soviético Mihail Fedoróvich Orlov, y la 4ª Compañía Española la
dirigía el comandante Domingo Ungría, un veterano guerrillero de la Guerra
Civil Española. Pelegrín Pérez Galarza sería nombrado comisario político de sus
hombres en representación de la NKVD bajo supervisión del jefe de esta,
Lavrenti Beria.
El entrenamiento de la 4ª
Compañía Española se hizo para actuaciones como guerrilla partisana y saltos en
paracaídas tras las líneas del Eje en Ucrania y Rusia.
Su bautismo de fuego fue
en la defensa de Moscú, durante el crudo invierno de Diciembre de 1941. Los
alemanes fueron detenidos a las afueras de la ciudad. La 4ª Compañía Española
custodió esta posición hasta el invierno de 1942. Algunos miembros tomaron
parte en escaramuza contra los invasores en los alrededores.
Los primeros españoles en
llegar tras las líneas enemigas lo hicieron saltando en paracaídas sobre
Ucrania: seis hispanos y seis soviéticos. Posteriormente se sumo el resto de la
Compañía. Ucrania era un lugar paradójico puesto que se estaba luchando una
guerra civil dentro de una guerra mundial: Alemania mantenía el país ocupado
militarmente, pero parte de este había conseguido la autonomía, desplegando un
ejército nacionalista ucraniano para luchar contra la URSS.
EL 25 de Junio de 1942,
la 4ª Compañía Española fue descubierta en su escondite por los alemanes y los
nacionalistas ucranianos y aunque todos los españoles pudieron escapar, en la
acción resultó herido en un brazo Josep Florejacs, que sería evacuado hacia
Moscú en un avión de salvamento.
Con la ofensiva alemana
que culminó en la expulsión del Ejército Rojo de Ucrania y su huída a
Kazakhastán y la Cordillera del Cáucaso, la 4ª Compañía Española fue evacuada
de su área de operaciones y enviada a restablecerse en la República Soviética
de Georgia, concretamente en su capital Tiblisi.
A finales de 1942 y
primeros de 1943 los republicanos españoles combatieron a los alemanes,
nacionalistas georgianos y otros pueblos independentistas del Cáucaso en las
más altas montañas de la región euroasiática.
En la localidad de
Guelenzhik donde se reunió el mayor contingente republicano español en el
Frente del Este. La mayor parte de las bajas españolas tuvieron lugar contra
las tropas rumanas que se asentaban en las playas del Mar Negro. Entrado 1943 y
tras ser el Cáucaso reconquistado por el Ejército Soviético, la 4ª Compañía
Española regresó a Moscú.
En la Batalla de
Stalingrado, Francisco Cañizares, José Letosa y José Francés fueron lanzados en
paracaídas tras las líneas alemanas y lograron destruir un puente que impidió
la llegada de importantes reservas para el Eje a la urbe.
Moscú de nuevo se
convirtió en sede de la 4ª Compañía Española, esta vez bajo el mando del propio
líder de la NKVD, Lavrenti Beria, el cual gestó un plan para capturar al general
de la División Azul Española, Emilio Esteban Infantes, por un grupo de seis
españoles vestidos con uniformes de oficiales alemanes que saltasen sobre
Lituania. Los seis españoles llegaron a la capital de Lituania, Vilna, sin
embargo una vez allí no pudiendo atrapar a su objetivo. Tras la experiencia la
NKVD ordenó enviar de nuevo a los españoles a Ucrania, lugar donde la 4ª
Compañía Española sabía pelear mejor.
En Julio de 1943, en
Ucrania un comando compuesto por 20 guerrilleros españoles recibió la misión
por orden de Lavrenti Beria de destruir un tren en el que se alojaban oficiales
alemanes. Cuando los españoles llegaron sigilosamente a la estación, no
pudieron acercarse porque los alemanes estaban haciendo una fiesta en la que
habían invitado a todos los aldeanos ucranianos de un pueblo cercano. La misión
tuvo que retrasarse quedándose los españoles tumbados a la espera, pero
tuvieron mala suerte porque un perro vigía los olió, así que se puso a ladrar
avisando a los centinelas que respondieron disparando. El tiroteo fue corto y
los partisanos se ocultaron entre la oscuridad lanzando pequeñas descargas toda
la noche. Al amanecer consiguieron infiltrarse en la estación y destruir el
tren con una fuerte explosión. Aquel fue el único tren en la Segunda Guerra
Mundial volado por españoles, en la acción uno de ellos murió en el combate el
asturiano Antonio Blanco de 22 años.
Una vez los alemanes se
retiraron de Ucrania, la misión de lucha partisana terminó para la 4ª Compañía
Española, unos se enrolaron en el Ejército Rojo y Otros siguieron realizando
operaciones tras las líneas enemigas: Manuel Souto, Baltasar Ripoll y Carlos
García en Rumanía; y en Checoslovaquia los radiotelegrafistas que apoyaron a
los checos, Segundo Moreno y Ángel Ferrer. Otros lucharon en Yugoslavia,
Hungría o Austria. Algunos españoles pudieron tomar parte en la Batalla de
Berlín en 1945, como el teniente vasco, Manuel Alberdi que tendió un puente
sobre el Río Spree para que los soviéticos pudieran marchar sobre el Reichstag.
Al finalizar la Segunda
Guerra Mundial habían muerto un total de 204 españoles de la 4ª Compañía
Española del OMSBN. Hubo más de 700 condecoraciones soviéticas para los
hispanos, entre las que había Medallas de la Estrella Roja y la Orden de Lenin,
además de otras concedidas por los Estados comunistas del Pacto de Varsovia en
la Guerra Fría como Polonia, Rumanía, Hungría o Yugoslavia.
También comenzaron a
combatir en la guerrilla los pilotos republicanos, pero en 1942 uno de ellos,
José María Bravo, se encontró por casualidad en Moscú con el general Alexander
Osipenko, jefe de la defensa antiaérea soviética que le conocía desde la Guerra
Civil Española.
Fue así como más de 70
españoles lograron combatir en los cielos de la URSS. Por el número de aviones
derribados los nombres de varios quedaron grabados en la lista de los hombres
destacados de la Segunda Guerra Mundial. Prueba de ello es el hecho de que en
la escuadrilla de cinco cazas que escoltó el avión de Stalin a la conferencia
cumbre de los aliados en Teherán, tres eran pilotados por españoles, y la
encabezaba el para entonces coronel José María Bravo al que dedicaremos un
artículo en nuestra próxima entrada.
Más mérito aún tienen sus
proezas, petrificadas en monumentos sobre las tumbas españolas en Crimea y el
Cáucaso, los bosques de Smolensk y Leningrado, y a orillas del Volga
convertidas en auténticas leyendas.
En la antigua
Stalingrado, a escasos metros del rio, está la tumba del capitán Rubén Ruiz
Ibarruri, héroe de la Unión Soviética e hijo de la "Pasionaria",
Dolores Ibárruri.
Dos combates le cubrieron
de gloria. En el primero, cerca de Borísov, al frente de un pelotón de
ametralladoras, el teniente Ruiz contuvo el avance de fuerzas alemanas muy
superiores hasta perder la última ametralladora y luego sólo con granadas y
pistolas lanzó un contraataque que desorientó a los nazis e hizo posible la
llegada de refuerzos. Meses después, ya en Stalingrado, tomó el mando de un
batallón y poco antes de morir consiguió detener el avance de una división
acorazada alemana.
En la capital rusa está
situado el Parque de la Victoria, dedicada a los caídos en la Gran Guerra
Patria, como llamaban en la URSS a la contienda de 1941-1945 contra Alemania.
La plaza también es un museo al aire libre sobre la Gran Guerra Patria.
Terminado tras la caída
del comunismo, el parque alberga una iglesia ortodoxa, una mezquita y una
sinagoga, símbolos de las principales religiones de Rusia. En una esquina del
parque, en medio de una glorieta, aparece inesperadamente una pequeña capilla
católica.
Una lápida en ruso y
español recuerda al puñado de españoles que combatieron hombro a hombro con sus
camaradas soviéticos.
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Gracias.
Fuerteventura, 28 de Mayo
de 2017